Escuela de valores es intentar enseñar los valores básicos de la vida a través del voluntariado. Nace de la necesidad de querer cambiar la realidad diaria de algunos niños en riesgo de exclusión social.
No enseñamos lengua, ni ciencias, ni matemátcas, enseñamos a decir "Buenas tardes", a no decir palabrotas, invertimos nuestro tiempo en hablar de cosas que nos gustan y que nos hacen reir, intentando , aunque solo sea por un par de horas olvidarnos de lo que vemos en casa.
La idea es "romper la cadena", como me dijo una gran entendida en el tema cuando me reclutó como voluntaria. No vamos a cambiar el mundo con nuestra pequeña aportación a la sociedad pero, si por lo menos logramos que uno sólo de nuestros niños no sigan por el camino inevitable que parece que les espera, habrá valido la pena.
Larah fue la persona que me habló sobre el voluntariado, poder compartir tu tiempo con personas que lo necesitan, me pareció una gran idea y asi comencé com mi labor. Yo iba a participar en la Ludoteca Pablo Iglesias, pero pasaban los meses y el proyecto no se terminaba, pero fue ahi cuando comenzó mi ilusión, pasaba horas en internet buscando dibujos y actividades para hacer con los niños, rebusque entre mis libro de educación infantil y según pasaban las festividades yo iba recopilando más información. Cuando llegó el momento de abrir las puertas de la ludoteca tuve la suerte de que Larah y Cristina también fueran voluntarias de lo que Larah llama "mi tesoro"
ResponderEliminarAl principio no estaba planificado que ni mi madre ni yo colaboráramos en la Ludoteca, nosotras utilizábamso nuestro tiempo libre en otras actividades, yo empecé con mi voluntariado trabajando en los desayunos del Colegio Azorín y mi madre acompañando a una señora mayor, pero por circunstacias diferentes las dos tuvimos que dejar nuestras colaboraciones y terminamos en la Ludoteca. Desde el principio contamos con un grupo de niños que nos llenaban de vida, el reunirnos todas las tardes, planificar las actividades, ver la respuesta positiva tanto de los niños como de sus padres, me hicieron sentir orgullosa de la labor que estábamos desempeñando. A día de hoy puedo decir que ni yo ni ninguna de las que trabajamos en Ludoteca podemos vivir sin "nuestros niños", nos reímos si están felices, nos preocupamos si les vemos mal y hasta lloramos si les vemos tristes!Hasta dónde llega la labor voluntaria? Debemos implicanos tanto? No sé si está bien lo que hacemos, lo único que puedo decir es que no sabemos hacerlo de otra forma, porque antes de ser voluntarias somos personas que sufren, sienten y aman...y cómo no los vamos a querer?
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